Queridas almas rescatadas a precio de Sangre por el Buen Jesús, hoy, en obediencia a la Divina Voluntad, deseo profundizar más sobre el Primer Aposento. El Primer Estado del Alma, en su proceso de santidad, este Primer Estado o Primer Paso es el Espíritu Santo mismo, que ilumina el alma, para que el alma no pierda la conciencia de pecado, y, así, con la ayuda de la Gracia, pueda ver todos sus pecados, pueda arrepentirse, confesarlos en el Sacramento de la Penitencia, y cambiar de vida.
En este Primer Aposento de los Sagrados Corazones el alma es ayudada por el Espíritu de Dios; se encuentra con el Espíritu Santo; es iluminada en su caminar; reconoce lo que ha hecho mal; reconoce el bien que no ha hecho; reconoce el bien que debe hacer; reconoce lo malo de sus acciones, que puede reparar, porque no es sólo pedir perdón, es también reparar el daño hecho. Por ejemplo, almas, si alguien destruye una casa y le pide perdón al dueño de la casa, no ha hecho nada; en cambio, si pide perdón al dueño de la casa, pero además la construye nuevamente, para reparar el daño que hizo, ya hizo todo.
Queridos hijos del Corazón de Jesús, no es sólo pedir perdón, es también reparar el mal que han hecho.
Y, en este Primer Estado, el alma ayudada por el Espíritu Santo lo consigue. Al entrar en este Primer Estado el alma se encuentra con el Espíritu Santo y el Espíritu Santo se vuelve su Consejero, su Director, su Guía; e iluminado, por el Espíritu Santo, comienza un nuevo camino de gracia, de virtud.
Entonces el Primer Paso para la conversión es la iluminación de la conciencia, por medio del Espíritu de Dios. Entonces supliquen al Divino Espíritu que ilumine sus mentes y sus corazones, para poder cambiar y puedan seguir avanzando, por medio de estos Aposentos de Santidad que son los Corazones de Jesús y de María.
Les bendigo: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.