Mi Sacratísimo Corazón es un Oasis de Paz, de Amor, de Consuelo. Las almas que confían verdaderamente en Mí, a pesar de cualquier turbación, de cualquier sufrimiento, no se inquietan sino que confían venga lo que venga, suceda lo que tiene que suceder. Las almas que en Mí confían no pierden la paz. Por eso, Yo los exhorto a que confíen en Mí.
El hombre tiene deseos de cosas grandes y buenas, pero lo que Yo quiero para el hombre es aún más grande y mejor de lo que cualquier ser humano puede imaginarse. Las almas que en Mí confían no tienen miedo, porque el dolor y el sufrimiento solamente purifica, expía y limpia. Las almas que confían en Mí, no tienen miedo al sufrimiento ni mucho menos a la cruz, porque la cruz es Amor ¿acaso le tienen miedo al Amor? Hijos, el dolor purifica, fortalece, da sabiduría y conocimiento y, sobretodo, limpia el alma.
Muchos hombres tienen miedo de Dios, no se han dado cuenta que Dios solamente es Amor y que todo lo malo que pase en el mundo no es culpa de Dios sino de vuestros pecados, porque a través del pecado en el mundo ha entrado el dolor.
No me traten con ingratitud, el mundo ya ha sido demasiado malagradecido conmigo. Yo no quiero que los que dicen amarme, también me paguen mal tanto Amor.
Hijos, ustedes ámenme, pero también ámense.
¡El mundo me da, continuamente, tantas amarguras y me duele tanto, que almas que se dicen cristianas también aumenten mis amarguras! Consuélenme, que mi Corazón necesita ser consolado.
¡Cambien de vida! no es difícil, solamente digan “sí”. Estén dispuestos que Yo me encargo de lo demás, sólo quiero que tengan voluntades dispuestas a vivir mi Palabra.
Comprendan que está es mi Obra, la Obra de los últimos tiempos, y quiero que trabajen por Ella, empezando con un cambio de vida pero ¡ya! ¡ahora! ¿Qué esperan? ¡Cambien, ahora! ¡decídanse, ahora, por ser santos!
Les doy mi Bendición con mi Amor Misericordioso. En el nombre del Padre, y del Hijo, y de Espíritu Santo. Amén.
El hombre tiene deseos de cosas grandes y buenas, pero lo que Yo quiero para el hombre es aún más grande y mejor de lo que cualquier ser humano puede imaginarse. Las almas que en Mí confían no tienen miedo, porque el dolor y el sufrimiento solamente purifica, expía y limpia. Las almas que confían en Mí, no tienen miedo al sufrimiento ni mucho menos a la cruz, porque la cruz es Amor ¿acaso le tienen miedo al Amor? Hijos, el dolor purifica, fortalece, da sabiduría y conocimiento y, sobretodo, limpia el alma.
Muchos hombres tienen miedo de Dios, no se han dado cuenta que Dios solamente es Amor y que todo lo malo que pase en el mundo no es culpa de Dios sino de vuestros pecados, porque a través del pecado en el mundo ha entrado el dolor.
No me traten con ingratitud, el mundo ya ha sido demasiado malagradecido conmigo. Yo no quiero que los que dicen amarme, también me paguen mal tanto Amor.
Hijos, ustedes ámenme, pero también ámense.
¡El mundo me da, continuamente, tantas amarguras y me duele tanto, que almas que se dicen cristianas también aumenten mis amarguras! Consuélenme, que mi Corazón necesita ser consolado.
¡Cambien de vida! no es difícil, solamente digan “sí”. Estén dispuestos que Yo me encargo de lo demás, sólo quiero que tengan voluntades dispuestas a vivir mi Palabra.
Comprendan que está es mi Obra, la Obra de los últimos tiempos, y quiero que trabajen por Ella, empezando con un cambio de vida pero ¡ya! ¡ahora! ¿Qué esperan? ¡Cambien, ahora! ¡decídanse, ahora, por ser santos!
Les doy mi Bendición con mi Amor Misericordioso. En el nombre del Padre, y del Hijo, y de Espíritu Santo. Amén.