Almas:
Yo Soy el Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, que con el Padre y el Hijo somos un solo Dios y reinamos por los siglos de los siglos.
Almas:
El Apostolado es también una obra del Espíritu Santo. Por lo tanto, Yo, el Divino Espíritu, siempre deseo permanecer unido a los Sagrados Corazones de Jesús y de María en sus devociones. Es decir, la adoración al Espíritu Divino debe unirse a la veneración a los Sagrados Corazones Unidos, pues, esta Alianza de los Dos Santísimos Corazones es también obra del Espíritu, para la reparación del pecado.
Yo, el Divino Espíritu, prometo, a quien acoja el Apostolado en su corazón, el Reino del Espíritu Santo en su vida.
Su Dios Espíritu Santo, los bendice.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.