Queridos hijos de mi Casto y Amante Corazón, muestro a ustedes el don de la contemplación, orar con el corazón es orar por amor puro a Dios, y contemplar es profundizar en la oración, y la contemplación transforma de tal manera toda la vida que hasta el trabajo se hace en silencio y en oración.
Cuando el alma se deja abrir por la Luz del Espíritu Santo, la contemplación se difunde en toda el alma, y no sólo se la vive en la oración sino también en el trabajo, en las cosas ordinarias de la vida.
Cuando el alma practica la contemplación le es más fácil comprender a Dios, porque está en Dios, que lo puede escuchar en el corazón.
Cuando un alma es contemplativa se demuestra incluso en sus palabras, en su mirada, en su obrar. La contemplación es un don precioso a los ojos de Dios, porque contemplar es mirar a Dios con el corazón y dejar que Dios vea al alma, es una comunión de espíritu, es una unión con el Señor.
Los invito a orar contemplando, meditando en la oración. Y cada Llamado de Amor y Conversión que nuestros Sagrados Corazones están dando, a través de este pequeño lirio, escúchenlos con oídos contemplativos, para que puedan entender y comprender, pero lo más importante, practicar lo que el Cielo desea para ustedes y lo que el Padre quiere de ustedes.
Muchas almas confundidas se preguntan: ¿cuál es la Voluntad de Dios? Hoy con amor paternal les digo: la Voluntad de Dios para ti está en la Sagrada Escritura y Dios mismo te viene a explicar su Voluntad con nuestros Llamados de Amor y de Conversión.
Por eso, estas manifestaciones de Dios, desde este santuario espiritual de los Últimos Tiempos, son tan especiales y únicas: que el Corazón de Jesús te está diciendo qué quiere de ti.
Por eso, el Cielo, con mucha urgencia, pide para ustedes que escuchen estos Llamados de Amor y de Conversión, porque con estos Llamados el Cielo quiere que ustedes regresen a la Palabra de Dios y al amor y a la veneración del Santo Padre. ¡Escúchennos! Hay muchas voces en el mundo, no se confundan.
Les doy mi Bendición de padre, de protector, y de patriarca del resto fiel.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.