Contemplen mi Corazón, este Corazón que cuidó, protegió y sirvió como esclavo, por amor puro, a Jesús y a María.
En estos Últimos Tiempos se me ha dado el papel de ser el Patriarca del pueblo fiel del Cordero de Dios. Y, bajo la advocación del Casto y Amante Corazón de San José, soy el reflejo referente de María, la Mujer Vestida del Sol. Y, por voluntad Divina transmito, por medio del pequeño instrumento de los Corazones Unidos, los Llamados de Amor de mi Corazón de Padre.
Queridos hijos:
Lo importante es el Llamado, acojan el Llamado en el corazón y vívanlo siguiendo mi ejemplo de silencio, de oración, de servicio. Y, desde esa pequeñez, serán esclavos auténticos de Jesús y de María, pues serán sal y luz allí donde viven, trabajan y sirven.
¡Llevarán el olor de los Sagrados Corazones!
El Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, el Doloroso e Inmaculado Corazón de María y mi Casto y Amante Corazón, los bendicen.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.