Pequeño rebaño de mi Sagrado Corazón Eucarístico, el Amor Trinitario viene al encuentro de los hombres. En cada santo sacrificio de la Misa el amor es entregado; pero pocos son conscientes y se dejan amar en la santa Misa; por eso uso mi instrumento que es: el Apostolado y estos Últimos Llamados de Amor y de Conversión, para exhortar los corazones humanos a que volteen su mirada al amor, el amor que se derrama en cada santo sacrificio de la Misa.
Hijitos, deben comprender y tienen que saber que, solamente, cuando el corazón es sanado por el amor eucarístico, puede vivir el triunfo del Corazón de mi Madre y vivir mi reinado[1].
Solamente, el mundo sanado puede ser testigo del triunfo de Nuestros Dos Corazones. Y, a eso ha venido mi Sagrado Corazón Eucarístico con esta Obra Magna de Jesús y de María: a sanar al mundo, a amar al mundo. Que el mundo empiece a vivir la espiritualidad de la Obra Magna de Nuestros Dos Corazones para que sane, con mi gracia, sus heridas y venga la paz[2].
La Alianza de Nuestros Dos Corazones vienen a sanar al mundo[3].
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.
[1] Lucas 8, 43-44
Y una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo lo que tenía y que por ninguno había podido ser curada, 44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante cesó su flujo de sangre.
[2] Jeremías 17,14
Sáname, Señor, y seré sano; sálvame y seré salvado
[3] Lucas 22, 19-20
19 Tomó luego pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Este es mi cuerpo que se entrega por ustedes,
hagan esto en recuerdo mío”. 20 De igual modo, después de cenar, tomo la copa, diciendo: “Esta copa es la nueva
Alianza en mi sangre, que se derrama por ustedes”.