Queridos hijos, el mundo está siempre sediento, siempre quiere más y más, cometiendo el pecado de la codicia, de la avaricia, de la vanidad, y también del orgullo. El mundo está tan sediento de Dios, del Amor y de la Verdad, que lo busca, pero fuera de Dios. Hijos Míos, los invito como siempre a abrir el corazón, a escuchar a Jesús, y a cambiar de vida. Es tiempo de que haya almas santas. Es momento de que Mis apóstoles busquen sobretodo ser santos. Hijos, si practican la mortificación y el sacrificio, si mortifican la lengua, la mente, los sentimientos, harán un buen ejercicio espiritual para empezar a vivir la santidad. El alma santa hasta en los detalles más pequeños demuestra la santidad.
¡Hijos, Jesús ya está muy ofendido, Jesús ya está muy triste por vuestros pecados y los del mundo! Es el momento de un cambio de corazón. Recuerden hijos que el Cielo existe, pero también el Infierno, y Jesús quiere que todos se salven. ¡Oro por ustedes como Madre! Yo oro, para que ustedes abran su corazón y conozcan el Amor de Dios. Hijos Míos, el alma que conoce, que se encuentra con el Amor de Jesús es un alma feliz, incluso en las adversidades es un alma feliz. Les invito: decídanse por Mi Hijo, busquen a Mi Hijo, y sean apóstoles de Mi Corazón.
Recuerden que en los Llamados de Amor y de Conversión está resonando por última vez las Trompetas que Avisan el Retorno de Jesús. Hijos, en Mi Fuente de Gracia y de Misericordia, además de beber del agua, enjuáguense las manos y los pies, como signo de purificación y arrepentimiento. ¡Hijos, escuchen a su Madre, cambien el corazón hacia Dios!
Les doy Mi Bendición Maternal: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Les doy Mi Bendición Maternal: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.