Hijos amados, nuevamente deseo exhortar a sus corazones que reciban la Alianza de Jesús, de María y del Espíritu Santo.
Solo por medio de esta Alianza los hombres encontrarán plenitud en el Jardín del Edén.
Uní proféticamente a Jesús y a María, anunciando que Ella como Madre, dando a luz a mi Hijo Jesucristo, aplastarían estos Dos Corazones la cabeza de la Serpiente.
Este triunfo profetizado en el Edén, realizado a plenitud en el Sacrificio de la Cruz y que será exaltado a través de la Eucaristización de la humanidad, es ahora una obra de evangelización[1].
El Apostolado es esa Alianza del Triunfo que invita a toda la humanidad a ser un solo corazón a través del Espíritu Santo con los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Yo, Dios Padre Tierno y Misericordioso, los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.
[1] Jeremías 29, 11 Porque yo conozco muy bien los planes que tengo proyectados sobre ustedes – oráculo del Señor–: son planes de prosperidad y no de desgracia, para asegurarles un porvenir y una esperanza.
