Pequeño lirio de la Sagrada Familia dirige al mundo mi Llamado de Amor y Conversión. El Padre Celestial venía preparando, en su Divina Sabiduría, revelar este Apostolado que ha nacido de su Corazón Eterno.
Y en esta misma Obra, revelar y manifestar las tres devociones más amadas, más plenas y urgentes: los tres Sagrados Corazones anunciando, por medio de estos signos y de los Últimos Llamados de Amor, la Era Gloriosa de los Tres Corazones.
Era donde reinará el Espíritu Santo. Era donde el corazón humano cumplirá con amor la Divina Voluntad, es decir, que en esta Era reinará el espíritu de la Sagrada Familia.
Hijos de mi Casto y Amante Corazón:
En este tiempo, con mi Apostolado y en este lugar santo, se ha cumplido lo profetizado en Fátima: la devoción a los Tres Sagrados Corazones.
Por eso, es necesario que comprendan que ésta es la Gran Obra del Corazón de Dios. Con este Apostolado el Padre Celestial está reuniendo a su ejército, y en este lugar santo, los está sellando. Preparando a su resto fiel para el Triunfo del Cordero de Dios.
Hijos míos:
Por eso, la Santísima Trinidad, a través del Corazón de la Reina del Cielo, está insistiendo en formar, en todo el mundo, Cenáculos de Oración.
Cenáculo que ha sido dado a todos mis hijos a través de este pequeño confidente. Así, todo el Ejercito de María se prepara, se educa, se forma, para trabajar y orar por los designios de misericordia del Padre, manifestado en el Corazón del Hijo, y, que el Hijo envía al Corazón de su Madre Celestial y al Corazón de su padre adoptivo: ‘a llamar a la humanidad a recibir su Amor Misericordioso y consagrarse a su Sacratísimo Corazón’.
Este Apostolado tan amado por el Corazón de Jesús es un llamado a la conversión y a la santidad.
Como el padre de todos los apóstoles de los Corazones de Jesús y María, los bendigo, desde este aposento de nuestra Sagrada Familia.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.