Queridos Apóstoles, abro mi Corazón y dirijo mi llamado al mundo. Aunque sea un resto fiel el que me escuche, mi misericordia abarca al mundo entero.
Pequeños, con mi Crucifixión los redimí del pecado; quise crucificar en la Cruz sus pecados, su pasado, sus errores. Con mi Cruz y mi Sangre derramada, borré sus pecados y lavé sus almas, pero también, hijos míos, resucité con vida nueva y transformado, glorificado.
Pequeños, Yo quiero, con mi Resurrección, transformarlos a ustedes, glorificarlos con mi Gloria. Abran sus corazones, ábranse al amor, a la paz, al perdón; quiero transformarlos, pero solo lo haré con su colaboración. Sean santos, conviértanse ahora mismo; no esperen más tiempo. El tiempo es ahora.
Arrepiéntanse y conviértanse. Vuestro amor, Jesús Redentor.
Les bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.