Pequeña nada de mi Sagrado Corazón Eucarístico:
Quiero conducirte a la profundidad de la gracia que la Divina Providencia ha obrado en ti: desposarte con la Santísima Trinidad en una Alianza esponsal mística, trinitaria, en María.
La Santísima Trinidad, solamente, da plenitud a la gracia, ya recibida, en el Sacramento del Bautismo. Al unirte, en amor esponsal, con nosotros Tres, te unes a nuestra intimidad, voluntad, y actos de amor santo.
Querido hijo, después de mi Santa Mamá, eres tú, primicia de está gracia del desposorio místico con la Santísima Trinidad. Está gracia de la plenitud trinitaria ha sido reservada para estos Últimos Tiempos.
La Alianza con los Sagrados Corazones Unidos, de la Madre y del Hijo prepara al alma para la Alianza con la Santísima Trinidad. Para unirse, totalmente, a la Santísima Trinidad deben, primero, vivir con entrega la Alianza con mi Madre y conmigo, el Hijo; es decir, con nuestros Dos Corazones.
Tu Esposo Trinitario te bendice. A todos, los exhorto a vivir una Alianza de Amor con la Santísima Trinidad y sus vidas se transformarán en la Santidad Divina.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima sin pecado original concebida.
Aparición:
El Niño Jesús, con su Sagrado Corazón Eucarístico expuesto, vino todo vestido de blanco, cabello y ojos castaños, sus manitos abiertas hacia mí. Detrás de Él, estaba el Padre Tierno y Misericordioso con el Espíritu Santo, en forma de Paloma, en su pecho.
Antes del Llamado público el Niño me condujo al Santo Purgatorio.
Vi un espacio inmenso, lleno de personas en actitud orante y adorante, lleno de llamas de fuego, pero era un fuego de color blanco y brillante.
Vi como del Sagrado Corazón Eucarístico del Niño se extendían los rayos de Sangre y Agua sobre aquellas personas.
Y eran levantadas hacia el Santo Niño,
El Niño entregaba las almas al Padre Tierno y Misericordioso que, como un padre tiernísimo y emocionado las abrazaba.
El Sagrado Corazón Eucarístico del Niño Jesús me dijo:
En esta víspera santa de Navidad, miles de almas del purgatorio son elevadas al cielo y libradas de sus deudas.
Gracias pequeña nada trinitaria por tus ofrecimientos en tu continua pasión mística; porque esos ofrecimientos de dolor y amor colaboran con el Querer Misericordioso a salvar almas.