El instrumento: Adoro Tu Corazón de Niño Jesús, que has bajado del Cielo, que has dejado la Gloria de la Santísima Trinidad gloriosa y reinante para traer esa Presencia Trinitaria a la tierra. Te adoro y te doy gracias por hacerte pequeño, frágil creatura, creatura y creador, hombre y Dios. Gracias, Niño Divino, Infante Redentor, por demostrarme Tu Amor haciéndote también uno como yo, igual a los hombres, menos en el pecado. Querida Mama, gracias por Tu “Sí” que nos ha dado la salvación.
Niño Jesús: Manuelito, adórame pero no me adores solo, adórame viéndome en el Regazo de Mi Mamita Inmaculada, que la Mamá reciba tu adoración y me la entregue a Mi Pequeño Corazón como una ofrenda de amor.
Hijito, almita, quiero revelarte dos misterios: la Encarnación, primicia del gran Pentecostés, y el Nacimiento en Belén. Mi Madre en Belén se convirtió en la Puerta de la Salvación, por Mi Madre vine al mundo, por Su “hágase” se inició la salvación. Mi Mamá Corredentora en Nazaret y Corredentora en Belén.
Con el anuncio de los ángeles, los pastores acudieron al Pesebre, pero se dio allí una gran gracia a los corazones humildes, reconocieron a Mi Madre y me reconocieron a Mí. Mi Madre triunfó en ellos y Yo, como una gracia de su obediencia y del triunfo de Mi Madre en los pastores, nací en sus corazones. Es así, almita de mi Pequeño Corazón que quiero nacer en los corazones de los hombres, pero es necesario que reconozcan a Mi Madre: acepten y conságrense al Doloroso e Inmaculado Corazón de Mi Madre y Yo, Jesús, el Niño del Reino de Mi Abba Padre, naceré en sus corazones.
Escuchen a los nuevos mensajeros de Dios y acepten el mensaje como lo hicieron aquellos pastorcitos.
Te bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida.