Hijos de mi Casto y Amante Corazón:
Con amor paterno, mi Casto y Amante Corazón, como el tesorero de la Sagrada Familia de Nazaret y administrador de la Casa del Señor, deseo entregar a sus corazones el don de la oración de corazón, porque es a través de la oración que se hace con el corazón, que el Espíritu Santo actuará. No oraciones repetitivas, ni que sólo se pronuncien con los labios, sino oraciones que salgan del corazón, para que la presencia de mi Señor pueda purificar sus corazones.
Pequeñitos, en Nazaret, conocí un gran misterio, que para servir y amar a Jesús hay que enamorarse totalmente de María, y parecerse a Ella para agradar a Jesús, porque Jesús es copia viviente de María y María es copia viviente de Jesús, y mi Corazón se hizo copia viviente de sus Sagrados Corazones. Y es lo que desean Nuestra Señora y Jesús que entregándose al servicio de los Dos Corazones sus corazones se asemejen a Ellos, para que abran sus corazones y reciban el amor de Dios.
Queridos hijos, en Fátima se manifestó el amor de Dios, pero el mundo no abrió su corazón para recibir el amor y el perdón divino, y aún, hoy, el mensaje de Fátima es rechazado, ignorado, y muchas veces condenado.
Pequeños, vivan el mensaje de Fátima, vívanlo con el corazón, para que sean hijos de la gran promesa de Fátima: ¡El Corazón Inmaculado de la Reina Celestial y Madre de Nazaret triunfará! Así, pequeñitos, viviendo este mensaje serán hijos de Fátima, no sólo de palabras sino con testimonio y de corazón. Nuestros Llamados de Amor y de Conversión y esta Gran Obra del Apostolado de los Sagrados Corazones Unidos es continuación de Fátima.
Les amo y les bendigo, así como bendije al mundo en Fátima:
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.