De Corazón a corazón.
Mi niño, hoy te hablo de Corazón a corazón pues, en la pequeñez de tu corazón, me complazco en mi Gloria y Majestad. Cómo se alegra mi Eterno Corazón cuando en el amor te humillas ante Mí, reconoces así que soy Dios. Quiero ser no sólo tu Dios, sino tu Padre, quiero que mis hijos me reconozcan. Diles a mis hijos que estoy cercano, estoy en cada corazón. Cada alma me pertenece, pero mi Amor no se apodera, sino que admira y contempla.
Cómo se aflige mi Eterno Corazón cuando las almas están ya condenadas en vida. Diles que acudan a mis sacerdotes, ellos, que han recibido el gran poder de mi Hijo Jesús. Confiésense almas y tendrán liberación.
No quiero sangre, ni sacrificios, sino misericordia y amor. Amor para Mí, amor entre ustedes, en Mí.
Hoy te bendigo, bendigo a tu patria.
¡Oh, Nicaragua! Cuánto has sufrido por tu iniquidad y desobediencia seguirás en tus calamidades. Ora por tu pueblo, hijo, y diles que el reinado de la oscuridad, aquí, ya se terminará; pero sufrirás, amado pueblo, para ser liberado. ¡Oh patria! ¡oh pueblo! Amor les pido y con dolor me pagáis.
Creatura, quiero de ti sacrificio, oración y penitencia. Y el dolor… ofrécemelo por la redención de tus hermanos.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.