La Iglesia, el Cuerpo Místico, será purificada, para reedificarse gloriosa y nueva.
Roma, sede de San Pedro, será purificada, no deshecha sino reconstruida de nuevo. Se pasarán por difíciles crisis morales y espirituales, abusos de poder, el Santo Padre ha de sufrir mucho, será preso dentro de su misma casa.
Veo horribles creaturas, negras altas y flacas, con colas y cuernos, que merodean por unos pasillos que, me imagino, son los aposentos del Santo Padre, muchos tramarán algo maligno contra él.
Habrá persecuciones, presiones, destrucción, no solo para el Santo Padre, sino para todos aquellos que sigan fielmente el mandato de Jesucristo y sean obedientes al magisterio del Papa. Dentro de lo más profundo del Vaticano hay sectas masónicas que estarán imposibilitando los pedidos por Jesús y María al mundo, a la Iglesia.
Existen muchos cardenales contra cardenales, obispos contra obispos, muchos sacerdotes y obispos van por el camino del mal llevándose con ellos miles de almas, con sus ejemplos hacen que muchos pierdan la fe y odien a la Santa Madre Iglesia.
En este tiempo, quien honre y ame a Nuestra Señora sufrirá mucho, muchos serán muertos y otros humillados. Mientras que en el mundo esté un reino mundial sacrílego y blasfemo, reino ateo y apóstata, muchos dejarán su fe por el bienestar y amor al dinero, cuantas almas se olvidarán de Dios.
He aquí una gran señal, como el colapso de dos planetas, como la luz de una estrella, que será visto y sentido por todos espiritualmente.
Cada alma, esencia, y conciencia verá todo lo malo que ha hecho, hace y hará en un futuro. Cada alma sentirá vergüenza y dolor por el pecado visto como lo ha visto Dios, Nuestro Señor.
Muchas personas morirán físicamente de pena moral y otros se desesperarán. Los verdaderos hijos de María sufrirán también, pero para ellos no será destrucción, sino una purificación. Después de esto, habrá grandes milagros en los Santuarios Marianos, lugares de grandes manifestaciones de Dios.
Pero, si el mundo sigue igual y no cambia, entonces la Divina Justicia caerá, será la imposición obligatoria de la marca infernal, la destrucción de todo lo que sea cristiano, aparecerá el anticristo a dominar la tierra.
Dos grandes profetas surgirán del Corazón de Nuestra Señora: Enoc y Elías, que predicarán en el mundo la enseñanza de Jesús. Ellos serán martirizados y su sangre clamará a la Corte Celestial. Y, entonces, vendrán los tres días de oscuridad y tinieblas.
¡Ay! de aquellos que se atrevan a dejar sus hogares que, antes de todo esto, deben consagrarse santuarios familiares.
Cada casa y familia tendrá que ser consagrada a los Divinos Corazones Unidos y deberán tener objetos benditos. Las velas benditas durarán los tres días.
En el último y tercer día, vendrá San Miguel Arcángel con todos los Ejércitos Celestiales y vendrán alzando su voz:
¿Quién como DIOS?
¡Nadie como DIOS!
Contestarán las huestes celestiales, y una lucha se desata, donde el triunfador es Dios.
En el poder de San Miguel Arcángel los demonios serán destruidos: satanás, el dragón rojo, el falso profeta, serán atados y arrojados a los abismos del infierno.
Y, he aquí, una gran señal, una Mujer Vestida de Sol, con un manto azul profundo y una corona de doce estrellas, Ella abrigaba a la Iglesia con su Santísimo Manto.
Luego veo la Iglesia vestida como una novia, de todas las vírgenes la más hermosa. Veo al Santo Padre reinando con humildad, viviendo en austeridad, guiándonos con las enseñanzas de Jesús y María.
Entonces habrá un solo rebaño guiado por un solo Pastor, esta es la gran victoria de la Iglesia.