Queridos hijos, les invito a abrir sus corazones y reciban al Niño de Belén que tengo en mis brazos, para que los pastores, que son ahora las almas pequeñas del Resto Fiel, y los magos, que son ahora el signo de las almas consagradas del Resto Fiel, adoren a mi Hijo Jesús. ¡Abran sus corazones para que puedan recibir al Niño y puedan vivir según el Espíritu del Verbo Encarnado!
Es necesario, queridos hijos, que renueven sus corazones a través de la oración y vivan con amor mis mensajes, porque, a través de estos Llamados de Amor y de Conversión, Yo deseo transformar a mis pequeños en la imagen de Jesús. Pero veo que en los corazones hay poca apertura, porque se antepone siempre su humanidad, y no son humildes para aprender a decir ‘no’ a sus voluntades humanas y vivir la Voluntad del Amor Divino.
Hijitos, en este tiempo, quiero transformarlos en Jesús. Jesús, que ama a todos, ora por todos, acepta a todos. Jesús, que a todos los mira con amor. Y si en sus corazones no nace el amor, no podrán vivir mi mensaje ni asemejarse a Jesús. Obedezcan mis Palabras y acepten al Amor para que puedan vivir en paz. La paz que viene a la tierra a todos los hombres que viven la Divina Voluntad.
Yo les amo y les bendigo, y quiero triunfar, primeramente, en ustedes para después triunfar en el mundo entero. ¡Acéptenme que estoy con ustedes!
Les doy la bendición.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.