Hijos de Mi Corazón Inmaculado, como vuestra Señora de Fátima, les exhorto a que mediten en ser Hijos de la Gran Promesa de Fátima.
Pequeños, en Fátima, por medio de los tres pastorcitos, di una promesa al mundo entero, era: Al Final Mi Corazón Inmaculado Triunfará. Esta es la Gran Promesa de Fátima: El Triunfo Final y Definitivo de Mi Corazón Doloroso e Inmaculado. Pequeños, y para ser Hijos de esta Gran Promesa, deben ser Hijos de Mi Corazón Inmaculado, consagrándose a Él y sirviéndole, como sus fieles soldados, como Ejército Mariano.
Pequeñitos, y al vivir, como Mi Pueblo Fiel, Mis Mensajes, con el corazón, se hacen Hijos de Mis Palabras y viviendo Mis Mensajes se hacen partícipes de Mi Promesa. Y por eso, pequeños, todos los Apóstoles de los Últimos Tiempos de Nuestros Sagrados Corazones Unidos son Hijos de esta Gran Promesa de Fátima.
Ahora, pequeños, les digo: Pidan el Don de los Últimos Tiempos, que como Mi Pueblo Remanente y Fiel pidan el Don de los Últimos Tiempos. ¿Y qué es este Don, pequeños? Es la Gracia de Discernir las Señales de los Tiempos. Disciernan con este Don, dado para ustedes, en este tiempo, las Señales que Dios les envía.
Pequeños, desde Fátima, Yo Bendigo a todo el mundo y animo a Mi Ejército a luchar, como soldados fieles, por Mi Causa: La Causa del Reinado de Jesús. Les doy Mi Bendición Materna: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.