Alabado sea el Sagrado Corazón Eucarístico de nuestro Señor Jesucristo.
Pequeño caterinato:
Jesús, el amado Esposo de tu alma, y Nuestra Señora fijaron sobre tu nada sus ojos misericordiosos. Tan amado eres por sus Dos Corazones que obtuvieron del Padre Tierno y Misericordioso la gracia extraordinaria de dar a la humanidad un último don: el don de la Alianza de Jesús y María.
Esta Alianza del Cordero con la Mujer Vestida de Sol es la vida de la Madre y del Hijo en el tiempo y en la eternidad, un Fiat constante.
Por eso, esta Alianza se hace palpable y el Espíritu Santo la entrega, por medio tuyo, a la Iglesia y a todo el mundo a través de un carisma que es el Apostolado.
Este don de la Alianza de Jesús y de María no iba a darse a la humanidad. Es un don extraordinario. Es un extremismo del amor de Dios. Es la última Arca de Salvación y por eso son los Últimos Llamados de Amor y de Conversión.
Gracias, pequeño caterinato, porque siempre dices ‘sí’ a lo que el Esposo Divino te pide.
Con mi intercesión, yo, Catalina de Siena, te bendigo. Y bendigo a todos los que escuchan este Llamado y se unen a la Alianza de la Reconciliación: los Dos Corazones Unidos de Jesucristo y de Nuestra Señora.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.