Queridos pequeños hijos de la Santísima Virgen, Mi Casto y Amante Corazón ruega e intercede por todos aquellos consagrados al Inmaculado Corazón de la Madre Celestial. Pequeños, en estos tiempos tan difíciles y peligrosos, tanto para las almas como para todos los hombres, el Santo Rosario y la Adoración Eucarística, la Oración y el Ayuno, son las armas espirituales, la coraza de sus mentes y de sus corazones, para ser fuertes contra los ataques del Enemigo del Alma.
Yo protegeré a todas las almas pequeñas apóstoles de los Dos Corazones de Jesús y de María en este árido desierto de apostasía, de la falta de fe, de la persecución. A todas las pequeñas almas que sean fieles al Señor Yo los conduciré al Arca de la Salvación. En el pasado, el siervo del Señor, Noé levantó un Arca para salvar a los hombres y a las criaturas del Diluvio de la Purificación; en estos tiempos, el Señor envía al Inmaculado Corazón de la Reina del Cielo como el Arca de la Salvación, para que se refugien en esta Arca y sean protegidos del Diluvio de pecado, de blasfemias y de aberraciones, que están ofendiendo el Corazón de Jesús y están condenando muchas almas.
Oren, oren siempre, oren por todos los hombres, porque aún hay muchos que con sus oraciones pueden ser salvados, convertidos, sentir dolor de sus pecados. Pequeños hijos del Inmaculado Corazón de la Madre y Reina Celestial intercedan por todas las criaturas. Les entrego la bendición del Señor: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén