Queridos apóstoles de Mi Sagrado Corazón deseo invitarlos a que sean almas pequeñas, almas necesitadas de Mi Divina Misericordia, almas sencillas y humildes, almas que estén conscientes de que Me necesitan, y de que sin Mí no serían nada; más.
Mi Espíritu de Misericordia es derramado sobre ustedes cuando se humillan ante Mi Misericordia; por eso, hijitos amados, no crezcan en la vida espiritual con las fuerzas humanas, con esfuerzos humanos, sino que, solamente, abandónense a Mi Divina Misericordia, y Yo los elevaré a las alturas insondables y desconocidas de la Misericordia de Mi Padre.
Hijos, sólo, háganse pequeños y humíllense, Mi Amor lo hará todo. Les doy Mi Bendición Misericordiosa: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.