Alabados sean los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María.
Pequeña nada:
Toda obra de Dios tiene un plan de santidad y de salvación.
La Cruz, para mi amado Hijo Jesucristo, no sólo fue un acto histórico en su vida, sino una misión eterna. La Cruz de mi Hijo Jesús, más que un instrumento o una cosa, es una misión, es un ¿para qué?
Estas apariciones, la Obra Magna del Apostolado y los Últimos Llamados de Amor y de Conversión tienen un ¿para qué? y la respuesta a esto es:
Para establecer en el mundo entero el Reinado de Jesús y de María.
Estás últimas apariciones son la predicación de los Dos Testigos, qué son los Dos Sagrados Corazones de Jesús y de María, anunciando a la humanidad el Reinado de Amor, el Reinado de los Corazones de Jesús y de María.
Y tú, pequeña nada, eres el alma víctima que se ofrece por las intenciones de los Corazones de Jesús y de María. Es decir, eres alma víctima que se ofrece por la salvación del mundo para que Jesús y María reinen.
Con mi Casto y Amante Corazón te bendigo, pequeña nada, pequeño Jesús María.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.