3 enero 2018 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CASTO Y AMANTE CORAZÓN DE SAN JOSÉ

3 enero 2018 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CASTO Y AMANTE CORAZÓN DE SAN JOSÉ

Dios Padre ordenó al pueblo que todo primogénito sería circuncidado como símbolo de la Alianza del pueblo escogido con Dios. La circuncisión era el rito por el cual los hijos de Israel prolongaban la Alianza con Dios Padre.

Llegado el día, también Dios, que se hizo Niño, humildemente, se sometió. Yo, su Padre Adoptivo, lo llevé en mis brazos hasta el Altar, para que allí, Dios Niño, también fuera circuncidado.

Dios se humilló y Dios fue el primero en someterse a la Ley, porque también siendo Dios es obediente. Mi Corazón se abrió de dolor al ver al Niño derramando su Sangre en el Altar, profetizando que, en el Altar del Calvario, derramando su Sangre, salvaría a toda la humanidad.

Como su Padre en la Ley, por mandato de Dios Padre, le impuse el Nombre de Jesús, Nombre que quiere decir: Dios salva. Y ciertamente, Jesús vino a esto, vino a salvar.

Mediten profundamente en esto, Dios, desde que nació, se humilló profundamente. Él fue el primero en obedecer, en padecer, porque Él es el Primogénito y la Primicia que salva a todos los hombres. Por eso, siempre recuerden que Dios también, es el primero en ser humilde y su Corazón es más humano, más sensible que el corazón de esta generación.

Adoren este Nombre precioso de Jesús, porque está escrito: que toda rodilla se doblará ante este Nombre; y que el Cielo, la tierra, los abismos, adorarán este Nombre.

Cuando ya no puedan decir más, cuando estén cansados y agobiados, cuando estén desesperados y sin paz, sólo digan con el corazón: Jesús. Y esto es ya una oración poderosa. Por eso, el Nombre más Alto, más Santo, más Adorable, más Precioso, más Poderoso de Jesús, sea eternamente adorado y amado.

Graben en su mente, en sus corazones, y también en sus actos este Nombre de Jesús, y, bajo ese poderoso Nombre les doy la bendición:

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ave María purísima, sin pecado original concebida.

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