Apóstoles de mi Sagrado Corazón Eucarístico, miren mi Sagrado Corazón, contémplenlo con amor, observen la herida del Costado, que también la lanza abrió mi Corazón cuando me atravesó desde el Costado. ¡Cuánto Amor tiene Jesús por ustedes! Almas, ¿por qué han olvidado el Amor que tengo por ustedes? Lo olvidan y cuando lo olvidan se alejan. Vean mi Corazón. Nadie, alma, te ha amado tanto como Yo. Déjate amar, porque también es necesario, alma, que te dejes amar por Mí.
Mi Sagrado Corazón es ese tesoro escondido, mi Corazón es el cofre y dentro de él encontraran las perlas divinas, como lo son la Misericordia Divina, el Amor Santo, la Eucaristía, los Sacramentos. Mi Corazón es el cofre de las Gracias Celestiales. ¡Adórenlo, ámenlo, enamórense, y confíen en Mí! Porque el dolor más grande que me pueden dar, y que me dan, es desconfiar de Mí. No desconfíen del que los ha amado tanto.
Mi Corazón Eucarístico reinará y reinará cuando el Corazón de mi Madre triunfe. Así, mis pequeños apóstoles, permitan que mi Corazón reine en ustedes, dejando que mi Madre triunfe en ustedes.
¡Déjense vencer por el Amor! Dobleguen el orgullo y háganse humildes, y cuando sean humildes, no sólo me entenderán, también me dejaran actuar. Y a ti, mi pequeño carmelita, te doy una Gracia Especial: el Corazón Mío y de mi Madre, que son un sólo Corazón, lo encarnaremos en tu corazón, y no serán tres corazones, serán uno sólo, unidos con el Amor y la Cruz.
Los bendigo con Amor Misericordioso: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Sagrado Corazón es ese tesoro escondido, mi Corazón es el cofre y dentro de él encontraran las perlas divinas, como lo son la Misericordia Divina, el Amor Santo, la Eucaristía, los Sacramentos. Mi Corazón es el cofre de las Gracias Celestiales. ¡Adórenlo, ámenlo, enamórense, y confíen en Mí! Porque el dolor más grande que me pueden dar, y que me dan, es desconfiar de Mí. No desconfíen del que los ha amado tanto.
Mi Corazón Eucarístico reinará y reinará cuando el Corazón de mi Madre triunfe. Así, mis pequeños apóstoles, permitan que mi Corazón reine en ustedes, dejando que mi Madre triunfe en ustedes.
¡Déjense vencer por el Amor! Dobleguen el orgullo y háganse humildes, y cuando sean humildes, no sólo me entenderán, también me dejaran actuar. Y a ti, mi pequeño carmelita, te doy una Gracia Especial: el Corazón Mío y de mi Madre, que son un sólo Corazón, lo encarnaremos en tu corazón, y no serán tres corazones, serán uno sólo, unidos con el Amor y la Cruz.
Los bendigo con Amor Misericordioso: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Comentario del instrumento: Hoy Jesús vino con su Sagrado Corazón Eucarístico. Con la Mano Izquierda se tocaba su Corazón y en la Mano derecha extendida tenía el Corazón de la Santísima Virgen.