Mi pobre nada, he transmitido a tu pequeño corazón mi deseo de salvación para todos los hombres.
En mi Divina Voluntad vengo a mostrarme como el Padre Tierno y Misericordioso cercano a sus hijos y dispuesto a recibirlos, pronto a perdonar.
Hijo, he enviado, ya, a la tierra a mis Dos Testigos: el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús y al Corazón Doloroso e Inmaculado, la Mujer Vestida del Sol y el Cordero Glorioso que se manifiestan en estos Últimos Tiempos.
Quiero que los hombres ¡escuchen! estos últimos avisos, Llamados de Amor para la conversión.
Están en el tiempo de la Gran Señal, en la Era de María y del Cordero.
Yo, Dios Padre Tierno y Misericordioso los amo y los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.