Queridos hijos, Mi Corazón Inmaculado y Materno desea que los corazones de Mis pequeños apóstoles se abran a Mis Gracias, por medio de la oración, del perdón, y de la caridad, para que sus corazones, realmente, estén abiertos a la purificación que el Espíritu Santo desea realizar en sus vidas. Una purificación espiritual, e incluso física, para que se asemejen más a Mi Inmaculado Corazón en el silencio, en la humildad, en la caridad, en la obediencia, en la dulzura y ternura de Dios.
Hijos Míos, entréguense a Mi Corazón Inmaculado y Yo los formaré, educaré, corregiré, enseñaré, y guiaré a la Tierra Prometida, al Corazón de Mi Hijo, el Hombre Nuevo, que redimió al mundo. Pequeños, síganme en este caminar. Mis apóstoles de los últimos tiempos están rodeados por la densa oscuridad de esta noche que ha envuelto al mundo y Mi Corazón Inmaculado es el rayo de luz, la columna de fuego, que ilumina el caminar de Mi pueblo.
Síganme y escuchen la Voz del Señor en Mis Santos Llamados de Amor y de Conversión. Fátima es un faro de luz para todo Mi pueblo. El Mensaje de Fátima es la antorcha, para Mi ejército mariano, para que vean con esta luz, de Mi Mensaje de Fátima, los peligros y obstáculos que Satanás pone a lo largo del camino, para el tropiezo de las almas.
Hijos, síganme con humildad, obediencia y amor, y llegaremos a la Tierra preparada por Nuestros Sagrados Corazones. Síganme con la oración de corazón y la adoración eucarística. Les doy Mi Bendición Maternal: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.