Alabado sea el Sagrado Corazón Eucarístico del Cordero de Dios, Nuestro Señor Jesucristo.
Pequeña nada:
Tu alma ofrendada al Padre como víctima por amor a las intenciones de los Sagrados Corazones Unidos, intenciones de los Dos Testigos de Dios Padre: la renovación de la Iglesia y la santidad de los sacerdotes, la conversión del mundo y que los hombres reciban el amor del Corazón de Jesús, y el Triunfo de la Madre Corredentora como Puerta del Reinado de la Eucaristía, y todos los signos que el Espíritu te ha concedido: estar unido a la Pasión de Jesús, las exudaciones del Llanto del Corazón de la Madre Dolorosa en tus manos, y la Encarnación Mística son signos que acompañan esta misión.
Yo, San Bruno, intercedo por ti, pequeña nada. Y, también, oro junto a ti para que la humanidad escuche a los Dos Testigos: a la Mujer Vestida del Sol y al Cordero.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.