Queridos hijos:
Mi Doloroso e Inmaculado Corazón es el refugio que el Padre Tierno y Misericordioso ha dado a la humanidad.
El Padre Misericordioso es quien me envía a estar entre ustedes y transmitir estos Últimos Llamados de Amor y de Conversión.
Con la Devoción del Primer Sábado, como ha sido dada a mi Apostolado, cumplirá la gran promesa de Fátima: el Triunfo Final de mi Corazón Maternal y el Reinado Eucarístico del Sagrado Corazón de mi Hijo.
Queridos hijos, entonces ustedes:
¡Abran su corazón! ¡Vivan estos Últimos Avisos!
Como la Mujer Vestida del Sol les doy mi Bendición Maternal.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.