El Apostolado de Nuestros Sagrados Corazones ha sido dado al mundo, y también a través de la pequeña víctima, para reunir al Ejército de apóstoles de los Últimos Tiempos.
Muchas fuentes de gracias confluyen y se recogen en mi Apostolado: la Divina Misericordia, la Divina Voluntad, la Devoción a mi Preciosísima Sangre, la Devoción a mi Sagrado Corazón, la Devoción a mis Santas Llagas, y muchas otras gracias dadas por el Cielo.
En esta Obra de Gracia me manifiesto como el don más grande que ha sido dado para los hombres y como el tesoro más valioso que ha sido entregado a mi Iglesia: soy el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento. Y, con mi Corazón abierto llamo a todos los hombres a la conversión y los llamo por amor, para que escuchen a Dios y regresen. Mi Sagrado Corazón Eucarístico es el atributo más preciado que la Santísima Trinidad está dando a la humanidad. Adoren pues, mi Sagrado Corazón Eucarístico y consuélenme con una vida fiel a mi Evangelio. Mis Llamados de Amor y de Conversión los conducen a vivir mi Palabra.
Con mi Sagrado Corazón Eucarístico, el Don de los dones para estos tiempos, los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María purísima, sin pecado original concebida.