Queridos hijos, mi Casto y Amante Corazón desea convertir sus corazones en corazones de adoración y de reparación.
Pequeños, la batalla de los hijos de Dios con el mundo está muy fuerte, pero siempre vencerá el amor de Dios. Esta guerra espiritual representa el triunfo de Dios y de su amor, es decir, Satanás ya está vencido; triunfará el amor del Corazón Inmaculado de la Reina Celestial.
Pero es necesario que sus sufrimientos, sus cruces, sus dolores, los ofrezcan, los soporten con amor, ya que el dolor hace fuertes a los hijos del Señor. El dolor que se une y entrega a Dios fortalece a sus hijos. Y, como en Fátima la Señora dijo a los tres pastorcitos, que la gracia de Dios será vuestra fortaleza, así, todos los apóstoles de nuestros Sagrados Corazones tienen la fortaleza de la gracia de Dios.
No se preocupen, ni se turben, que Satanás ya está vencido. Ustedes perseveren, oren y como soldados de Jesucristo luchen por el triunfo del amor de Dios.
Les amo, les bendigo como el Patriarca de la Sagrada Familia.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.