Hijos de mi Castísimo Corazón:
Cuando un alma se ha decidido seguir a Jesús debe ser consciente de la cruz y de la prueba con las que deberá purificar su vida. Cuando un alma se deja encontrar por Dios y permite que la Luz del Espíritu Santo ilumine su vida, el alma reconoce lo que ha hecho mal, el alma asume sus pecados. Y un alma sincera, de corazón limpio, se arrepiente y sigue a Dios en una vida de santidad, de rectitud y también de paciencia.
El alma que se ha encontrado con el Amor de Dios no reniega de sus hermanos, sino que los soporta con misericordia. El alma que se ha encontrado con Dios no se rinde en el camino del calvario, sino que sabe que después de la cruz, viene la resurrección. El alma que ha conocido a Jesús no se queja por la cruz, la abraza, guarda silencio, y sufre con paciencia.
El Espíritu Santo transformó mi vida cuando dije «sí» al proyecto de la redención. Dios mismo me transformó, me capacito, me ayudó y me iluminó, me dio paciencia para recorrer mi Viacrucis.
¡Oren! no se quejen de sus sufrimientos, llévenlos con paciencia, porque también la cruz debe ser amada, como Jesús amo su Cruz.
¡Oren! Pero, oren con todo el corazón y permitan que Dios transforme sus vidas, para que puedan experimentar el Amor de Dios.
¡Oren! para que aumente vuestra confianza.
¡Oren! para que tengan luz y sepan actuar como actuaría Jesús en lugar de ustedes.
Examínense a la luz de nuestros Últimos Llamados de Amor y de Conversión. Hagan constantemente el examen de conciencia a la luz del Evangelio y de nuestros Últimos Llamados. Prepárense así para una buena confesión. Haciendo esto vivirán una iluminación de conciencia particular que dará muchos beneficios a vuestros corazones.
El Cielo me ha encargado de ser el Custodio de esta Alianza de los Sagrados Corazones con tu corazón. Ellos palpitan, respiran y sienten, en tu corazón. Yo soy el Custodio de esta Alianza.
Te bendigo y los bendigo con mi Bendición Patriarcal.
En el Nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.