Hijo amado, nosotros somos el amor, somos la luz, somos la paz, somos plenitud, comunión y eternidad. Somos la Santísima, Sacratísima, Adorable y Cercana Trinidad.
Este Llamado de Amor y de Conversión queremos entregarlo a todo el Apostolado como una exhortación al Amor.
Es muy necesario e importante que todos sepan que desde tu infancia te preparamos con gracias místicas para esta misión.
No fue sino hasta el 15 de julio del año 2013 que se te reveló la misión: formar, reunir a todo el Ejército de la Mujer vestida del Sol, que es el mismo Ejército del Cordero de Dios, el cual menciona el evangelista San Juan en el libro del Apocalipsis.
Amados hijos, a través de las apariciones de los Últimos Llamados de Amor y de Conversión, los Sacramentales, los Estatutos y el Devocionario, ha sido un Plan de Salvación, una Obra que ayude a la Esposa, la Iglesia, a la evangelización; una Obra que ayude a la conversión de los pecadores, una Obra que venga a reunir a todas las naciones, lenguas, razas y pueblos.
Hijos amados, el Apostolado es una Obra anunciada desde el Génesis, una Obra anunciada por muchísimos profetas y santos y una Obra que debía existir concretamente en este Último Tiempo.
Amados hijos, todos los que son parte de esta Obra y que sirven en alguna coordinación o que, simplemente, oran y leen las oraciones y los Llamados, todos han sido escogidos para este Ejército de Salvación.
La Coordinación Mundial, la Coordinación de cada Cruzada, Rama, Fraternidad, las pequeñas Coordinaciones de cada país, de cada parroquia, de cada pueblo, de cada Cenáculo y los miembros del Apostolado, todos son elegidos, llamados, escogidos para ejercer su vocación dentro de la Obra, como sacerdotes, como religiosos y religiosas, como matrimonios, como familia, como enfermos, como misioneros y propagadores; todos desde su estado de vida deben ser parte de esta Obra.
Quiero decirles que ninguno de los que escuchan mi Llamado son desamparados, olvidados o abandonados.
Todas sus oraciones y plegarias son escuchadas por mi Amor Misericordioso.
Hago un llamado a todo el Apostolado a renovar la Fe, a renovar la Esperanza, a renovar la Caridad.
Todos pueden ser parte de esta Obra Magna.
Todo lo que me piden a través de sus oraciones con las Devociones del Apostolado, todas las peticiones que hacen llegar a sus coordinadores y al instrumento, todo es respondido y escuchado.
Pero no se desanimen nunca, hijos amados; cada Llamado de Amor es para todos, pero también es particular, atesórenlo en el corazón.
A muchos de mis Apóstoles alguna vez se les dio un llamado personal, una palabra de revelación. Todo lo que se les ha prometido como Apostolado y de manera personal, todo será cumplido. Guarden esta promesa. Nada ha sido olvidado, pero quiero que el Apostolado se revitalice. Quiero que vuelvan a la fuente, al amor, a beber agua del pozo de mi Corazón.
Quiero que todos conozcan, lean, comprendan y desde el amor obedezcan los Estatutos. Han sido llamados a una renovación del Nuevo Pentecostés y eso significa que, como Apostolado, deben tener más iniciativas de evangelización[1].
Amado Apostolado, necesito y les pido nuevamente que despierten, que tomen toda su responsabilidad amorosa con la Obra y propaguen la Obra, cada uno desde su Rama, desde su Cruzada, desde su Fraternidad, y hagan crecer la Rama, la Cruzada y la Fraternidad en la que están[2].
Nuevamente, pongan manos a la obra, a la construcción de las Cruces Gloriosas por el mundo entero.
Nuevamente, pongan manos a la obra, empeño y dedicación a la construcción de los Cenáculos y Centro de Espiritualidad, para que allí comiencen a evangelizar formalmente, a dar comida, bebida, medicina, amor y sacramentos a los más pobres entre los pobres.
Comiencen con la propagación de los Oratorios de los Tres Sagrados Corazones, para que en todo el mundo sean conocidos, honrados, amados y entronizados.
Deseo pedirles de manera muy particular que cada Coordinador de cada Rama, Cruzada y Fraternidad anote las fechas importantes pertenecientes a su Rama y haga una agenda de trabajo para que las fechas importantes no pasen desapercibidas y puedan organizar las Jornadas Eucarísticas Marianas estipuladas en los Estatutos para cada Rama.
Amado Apostolado, despierta, toma conciencia de tu responsabilidad para salvar a la Iglesia y salvar a la humanidad.
En este tiempo, ningún Llamado y ninguna promesa se dejará de cumplir, pero pongan manos a la obra. Amado Apostolado, despierta y ve desde ahora a todo el mundo a anunciar el Reino de la Santísima Trinidad.
Obra Magna, despierta y recibe la bendición de envío de nosotros, la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
Ave María purísima, sin pecado original concebida.
[1] Hebreos 13, 20-21: “20. Y el Dios de la paz que suscitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de la ovejas en virtud de la sangre de una Alianza eterna,
21. Os disponga con toda clase de bienes para cumplir su voluntad, realizando él en nosotros lo que es agradable a sus ojos, por mediación de Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
[2] Hebreos 11, 7: «Por la fe Noé, cuando fue adverJdo acerca de cosas que aún no se veían, movido por temor santo, construyó un arca para salvar a su familia. Por su fe condenó al mundo y se hizo heredero de la jusJcia que viene por la fe.»
