22 de junio del 2015 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA

22 de junio del 2015 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA

Reuniré a mi Rebaño

Querido hijo, ansiar al Padre es tener deseos de su presencia, sed de plenitud; pero, sobre todo, un corazón muy lleno de amor, de amor santo, para cumplir su Voluntad.

Cuando un alma ansía y anhela cumplir la Voluntad Divina va iniciando su camino de conversión, pero es necesario que invoque el auxilio del Paráclito Celestial, Dios Espíritu Santo; y, en sus corazones, para que les lleve al pleno conocimiento de la Verdad: Jesucristo es la plenitud de la verdad. 

Mi querido hijo, el Espíritu Santo, en este tiempo, me envía a reunir a los que se mantienen fieles a las enseñanzas de Jesús y que, ahora, están siendo grandemente atacados por Satanás que causa confusión, desunión, desamparo y letargo. 

A todos los que Yo llamo, Madre Misericordiosa, los he escogido y consagrado apóstoles de Nuestros Sagrados Corazones Unidos y de los Últimos Tiempos. Los reuniré en un solo Corazón, en un solo Espíritu y en un mismo sentir. 

Yo como Madre, la Divina Pastora de las almas, reuniré a mi rebaño que está disperso por el egoísmo y la confusión.

Querido, Yo estoy reuniendo a todos mis hijos como un solo Ejército –pues Yo soy la hermosa y poderosa–, como un Ejército en orden de batalla. Y este Ejército son todos los que se han consagrado a nuestros Dos Corazones Unidos. De todas partes y confines de la tierra acudirán.  Que crean y acepten el Llamado de Dios. Toda la tierra está oyendo mi voz. Es un Llamado a todos mis hijos, a mi único rebaño, en el Corazón Sagrado y Eucarístico de Jesús. 

Queridos hijos, escuchen mi voz y mi mensaje y alístense en el Ejército de Cristo, sean soldados de Cristo y prediquen el Evangelio. La armadura espiritual y el Espíritu Santo se os dará en la medida que respondan a la Palabra. Reuniré en un solo rebaño a mis ovejas y corderos fieles.

Yo, como Madre, les llamo a una unidad, a orar. Después de la purificación del mundo reconstruiremos el Reino de Dios y mi Castillo y Fortaleza de María, donde tendré mis hijos siempre bajo mi protección de Madre. Todo se cumplirá, toda Palabra salida de la boca de Dios. 

Orad, orad, orad siempre, mi pequeño, para que mis intenciones y las del Sagrado Corazón puedan llevarse a cabo.

Te amo y te bendigo.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Ave María Purísima, sin pecado original concebida. 

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