Pequeñas almas, mi Divina Misericordia junto al Amor Santo son los grandes atributos de la Santísima Trinidad, y, para que las almas reciban y vivan en este espíritu de Amor Misericordioso deben aceptar el perdón en sus vidas. Quien acepta el perdón, acepta mi Divina Misericordia, y quien perdona y sirve a los hombres, vive mi Divina Misericordia. Aceptar y vivir, es la dinámica de este Amor Misericordioso, porque no se puede vivir lo que no se ha recibido.
Hijos míos, el Reino de mi Padre es un Reino de Amor y de Misericordia, por eso, apóstoles míos, reciban la Misericordia y vivan el Amor Santo para que, desde sus corazones, ya estén viviendo el Triunfo y Reinado de Nuestros Sagrados Corazones Unidos.
Hijos, en este tiempo están viviendo el Reino de la Palabra; un tiempo de predicación, de profecías, y de cumplimiento de las mismas.
Hijos míos, Yo estoy con vosotros. Les doy la Paz.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.