Amada Alianza, este Llamado de Amor y de Conversión quiero entregarlo para rectificar el corazón de mis hijos y para reorientar mi Obra Magna.
En primer lugar, pueden compartir, de este Llamado, a todo el Apostolado lo que ustedes más consideren importante publicar.
Deseo comenzar este LLAMADO diciendo:
El Espíritu Santo se revela, pero muchas revelaciones son solo para personas, individuales.
Otra gran mayoría, de quienes creen recibir revelaciones, solo son movidos por la fe, mas no es de origen divino.
También, otros, muchas veces, reciben intervenciones de ángeles caídos que, a través de palabras piadosas pero mentirosas, los conducen al error y para llevarse al error a muchos detrás; y luego pueden ver los frutos: confusión, división, rencillas y destrucción de Cenáculos, falsos testimonios y división entre hermanos.
En el Apostolado tienen un profeta y es mi pequeña nada, el pequeño Jesús-María, Manuel de Jesús y de María y, a través de él, entrego lo que considero qué debe el mundo saber.
Nadie es más sabio que nosotros, la Trinidad. Por lo tanto, confíen en lo que reciben a través de los Llamados de Amor y de Conversión. Sin necesidad de curiosear más.
También se les ha entregado un Estatuto. Comprendan lo que es un estatuto. Toda empresa terrenal tiene un estatuto para funcionar. Si un empleado de la empresa altera o desobedece el estatuto, pierde su puesto de trabajo.
Lo mismo pasa en el Apostolado. Ya tienen los estatutos, si los atropellan pierden el camino, se desvirtúan y no hacen mi querer sino el querer de la voluntad humana y, al final, los frutos son totalmente destructivos.
Escuchen estos Últimos Llamados de Amor y de Conversión y al darse cuenta que son los últimos llamados, todo lo que deben saber se los diremos. No hay razón alguna de curiosidad malsana, averiguando más en otros lugares y personas. Eso es morbo espiritual y es un pecado.
Obedezcan los Estatutos, los cuales les marcan la vía, el inicio, el objetivo, la meta y el fruto de la Obra.
Si siguen fielmente los Estatutos, nadie se perderá, pues sus vidas tendrán orden, eje, horizonte, brújula, meta y finalidad.
- Obedezcan los Estatutos.
- AFÉRRENSE A LAS PROMESAS QUE HE DADO AL APOSTOLADO Y A LAS ORACIONES DEL APOSTOLADO.
- AFÉRRENSE a las promesas que les HE DADO.
Cuando de verdad se aferren a las promesas, crean de corazón y con toda honestidad en las promesas de la Obra Magna y de las devociones de la Obra Magna; cuando se convenzan, aferrados y con esperanza, en nuestras promesas, no tendrán necesidad alguna de desesperarse, de tener miedo del futuro o de buscar más cosas que los alejen de mi Obra.
Al contrario, se mantendrán firmes como la Cruz del Calvario, sin moverse, firmes en la esperanza de lo que creen.
Cuando se convenzan de su elección y su vocación en esta Obra Magna, podrán darse cuenta de los efectos de gracia que han retrasado con la tibieza y la falta de fe y de convencimiento.
- Necesito que todos reaviven sus grupos, sus Cenáculos, sus Cruzadas, sus Apostolados.
- Necesito que el Ejército Blanco reviva y reúna más niños.
- Que el Apostolado Juvenil reaccione y reúna un Ejército Universal de jóvenes.
- Que las Cruzadas se conviertan verdaderamente en lo que son: Cruzadas, Ejércitos que van conquistando territorios.
- Que los Cenáculos se reúnan sin cesar y se multipliquen pidiendo el Nuevo Pentecostés.
- Que reaviven las misiones.
- Que propaguen los sacramentales y las imágenes del Apostolado.
- Que comiencen en la distribución de los Oratorios que pedí de los Tres Corazones Peregrinos.
- Que vayan de casa en casa, de lugar en lugar, de persona a persona, extendiendo la piedad.
- Que no retrasen la construcción de los centros de Espiritualidad.
¡APOSTOLADO, ES MOMENTO DE DESPERTAR!
Todas las promesas que les hemos dado se van a cumplir. Todas, absolutamente todas. Las que han recibido de manera personal y las que han recibido como Obra Magna. Todas las promesas se van a cumplir.
Pero es hora de que reaviven. Es hora de que reaccionen. Es hora de que trabajen.
Que las redes digitales, las páginas electrónicas, las misiones personales se vuelvan una realidad.
Están viviendo la Cruzada del Nuevo Pentecostés. Y deseo que el Nuevo Pentecostés venga sobre todo el Apostolado. Pero necesito que el Apostolado empiece a trabajar ahora.
Empiecen a poner manos a la Obra, ahora.
Comiencen a escucharme, a obedecerme y a actuar: ahora.
Despierta, Apostolado, ¡DESPIERTA! y no tengas miedo. Inicien a trabajar.
Dios Padre Tierno y Misericordioso los envía a todos a comenzar manos a la Obra y a trabajar por el Reino de los Dos Corazones.
Aférrense a las promesas. Es más fácil que ustedes se olviden y se cansen de esperarlas a que Yo las cumpla en su momento. Crean, aférrense, convénzanse, esperen, pero comiencen YA, a trabajar en el Reino.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.