Queridos hijos, derramo sobre ustedes los dones, los frutos y las gracias del Espíritu Santo. Ustedes han sido escogidos para llevar a cabo mi plan y mi sueño de sanar, amar y salvar al mundo.
Nosotros, la Trinidad, somos tres: el Padre, el Hijo y el Paráclito.
Por medio de tres corazones quise restablecer la gracia en el mundo: Jesús, Santa María y San José.
Por medio de tres apóstoles, Jesús fortaleció la fe de los apóstoles y de toda la primera comunidad: Santiago, Pedro y Juan.
A través de tres niños, profetizaron los Sagrados Corazones de Jesús y de María, su triunfo: Lucía, Francisco y Jacinta.
Siguiendo este recorrido de tres corazones, llego a ustedes. Muchos son llamados a mi Obra, mejor dicho, todo ser humano está llamado a ser parte de esta Obra.
Pero no es que Yo escoja preferidos, sino que mis gracias dependen de la apertura y disposición de cada uno.
Por eso, muchos han sido llamados a servir a mi Obra, pero solo han quedado los que han tenido el corazón abierto y dispuesto para que mi Obra continúe.
A través de ustedes, hago un llamado a todo el Apostolado para que la Obra despierte en cada país, para que no tengan temor, para que toda herida sea sanada.
Amados hijos, no tengan miedo. Empiecen a propagar y a traducir nuestros Llamados.
Deseo cumplir todos mis planes de amor por medio de ustedes y con todo mi Apostolado, al cual he introducido a la Cruzada de Pentecostés.
Y deseo que mi Obra crezca más, que los Llamados se propaguen más, que en las traducciones sean más diligentes y apresurados, que los Cenáculos de Oración, que serán los albergues de los Últimos Tiempos, se multipliquen por todo el mundo, así como los Centros de Espiritualidad que serán lugares para preservar la fe de la Iglesia.
Animen a todos los apóstoles a extender, cada uno desde su posibilidad, mi Obra y mi Llamado.
Reactiven, enciendan, promuevan este gran Pentecostés a los que han sido introducidos y que la Obra Magna se levante valerosa y fuerte, extiendan el Reino de los Dos Corazones.
Toda iniciativa, como los cursos que les proponen, que sirven para crecer en la fe y en el servicio, promuévanlos sin miedo y con mi bendición; para que todo mi Apostolado se eduque en la fe de la Iglesia y el servicio sea más óptimo, el testimonio más claro, y la Obra crezca, aún más, en la fe madura, seria y recta.
La pequeña nada ha ofrecido este Primer Sábado por todo el Apostolado: la pasión mística, con el dolor que conlleva y también con una leve infección en las amígdalas de su garganta.
El matrimonio de mi pequeña nada ha sido, en primer lugar, aprobado; y segundo, bendecido por Mí y facilitado por Mí, porque nada ocurre si no es por mi Voluntad.
Y quiero que mi pequeña nada, no solo con la misión en el Apostolado, sino con su vocación particular en la vida del sacramento matrimonial, predique con el testimonio.
Por lo tanto, también pido a todos los sacerdotes, pero a todo el Apostolado, que el día sábado 11 de octubre a las 3 de la tarde celebren la santa Eucaristía, estén donde estén, uniéndose a la pequeña nada en Nicaragua, En comunión de oración, sacerdotes y fieles donde estén y como pueda cada uno hacer, pero unirse en oración a esa intención.
Yo los sigo conduciendo a vivir, de verdad, el gran Pentecostés, pero solo con el entusiasmo y el empeño de cada uno lograré mis planes.
Mi amado Apostolado, ayúdame a que mis planes se cumplan.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Yo los amo y los bendigo.
El 13 de octubre van a ofrecer, las 24 horas del día, la Corona de Reparación a la Santísima Trinidad con una Santa Misa Solemne.
Dentro de la Santa Misa ofrecerán el Rito para transmitir la Llama de Amor de los Sagrados Corazones Unidos y la Coordinación Mundial hará la Última Corona de la hora 24, cerrando con la Consagración del Mundo a los Sagrados Corazones Unidos y al Espíritu Santo.
Paz y alegría en los Tres Corazones de Jesús, José y María.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.
