“El dolor que me causan mis hijos al rechazar mis manifestaciones” (San Juan 16, 20; Hebreos 12, 25).
Querido hijo, estoy triste por el rechazo de mis hijos. No se comprenden mis manifestaciones. Invoquen a Dios Espíritu Santo para que Él abra su espíritu.
En mis manifestaciones les muestro mi amor y cercanía. Tú, hijo, expía y repara por tanto rechazo y el dolor que me han causado.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima sin pecado original concebida.