10 de febrero del 2015 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA

10 de febrero del 2015 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA

La Penitencia, el Don de Lourdes.

Mi querido hijo, quiero revelar a tu alma el Don escondido de Lourdes, cuando me manifesté como la Inmaculada Concepción. 

Mi Corazón Doloroso e Inmaculado tenía una gracia especial para los hijos de Dios. Mi Mensaje en Massabielle, fue el Mensaje de la penitencia. Quiero dar ahora a mis hijos el motivo de mi manifestación a Bernardita. 

Las dos rosas que traía sobre mis sagrados pies representan la penitencia del cristiano. Camina el hombre entregado a Dios en un camino de rosas y espinas. La penitencia es el deber del alma que debe ser fiel a mi Hijo Jesucristo, renunciando día a día a sí mismo y cargando la cruz[1]

La penitencia, es la modestia de la que, los hijos de Dios, deben ser imitadores. En Colosenses 3, está el programa de la vida de penitencia donde el hombre debe sujetarse a las Leyes de Dios[2] y no a las del mismo hombre. 

Yo, como Madre y Maestra de la penitencia, a donde el hombre debe sujetarse a las leyes de Dios, presenté la belleza de la austeridad en mi cuevita de Lourdes cuando me manifesté en ella, donde no se me vio sometida a la comodidad sino a la austeridad.

La penitencia vivida con amor fortalece el espíritu y te ayuda a ser más fiel al Evangelio de Jesús. El mundo hoy, dominado por la lujuria, libertinaje y egoísmo quiere buscar en todo medio su bienestar egoísta. El cristiano debe procurar, no el bienestar natural, sino el bienestar espiritual. 

Yo, tu Amada Madre, quiero entregar a tu pequeño corazón el don de Lourdes, la rosa de la perfecta penitencia. Con esta rosa adorna el jardín del Señor que es tu alma. Cuando un alma se encuentra con la perfecta penitencia, ama. Ama porque su deseo no es agradar al mundo sino al Señor[3]

Te entrego la rosa de la perfecta penitencia para que tu alma crezca en virtud y con tu vida sometida a una esclavitud de amor a Nuestro Señor Jesucristo, y que den frutos abundantes, donde los hombres vean tu buen obrar y glorifiquen al Padre Celestial que está en el Cielo[4]

Los hombres creen que mi Hijo los quiere esclavos, mi Hijo los quiere libres y sólo logrará vivir en perfecta penitencia aquella alma que ame de todo corazón a mi Hijo, pues su deseo será agradar a Dios y liberarse de la esclavitud del mundo. 

La rosa de la perfecta penitencia os elevará a la más alta santidad del Cielo, porque los que lloran, en el Cielo serán consolados[5]

Te sello con el Don de Lourdes. La rosa de la perfecta penitencia te guie a mi Corazón Maternal.

Te amo y te bendigo y siembro en tu corazón la sagrada rosa de la penitencia.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Ave María Purísima, sin pecado original concebida. 


[1] 1Pedro 2,21

[2] Salmos 119

[3] Colosenses 3,23

[4] San Mateo 5,16

[5] San Mateo 5,4

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