Alabado sea el Sagrado Corazón Eucarístico de Nuestro Señor Jesucristo, el Cordero sin Mancha, el Cordero de Corazón Traspasado que, con su Sangre, redimió a la humanidad.
Mis amados hijos, contemplar el misterio de la Presentación de su Mamá Inmaculada, en el Templo, es conmemorar el día en el cual la verdadera Arca de la Nueva y Eterna Alianza fue consagrada por Dios Padre, Tierno y Misericordioso.
En esta solemnidad, Dios Padre consagró el Arca que salvaría a sus hijos del diluvio, del pecado y del castigo. Esa Arca Consagrada soy Yo, el Corazón Doloroso e Inmaculado de María. Y, un día como hoy, nueve años atrás, manifesté, con mi lacrimación, mi preocupación maternal para que todos vengan a esta Arca de la Nueva Alianza que está abierta esperando por todos.
La santa imagen, en la cual manifesté mi lacrimación, es un depósito de todos los dones, frutos y milagros que mis santas lágrimas maternas comparten con mis hijos.
Les doy mi bendición maternal.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.