4 de junio de 2014 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA

4 de junio de 2014 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA

El vacío del corazón del hombre.

Querido hijo, mira el vacío del corazón del hombre: cómo caminan como ovejas sin pastor, no saben después donde regresar, no conocen el origen, el centro y el fundamento de sus vidas.

Hijo, Yo soy la Madre que clama en cada alma y grita ¡penitencia y oración!

¡Vuelvan a Dios! Yo su Santa Madre les guiaré. No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo. Yo les invito a abrir sus corazones a Cristo con la oración, con una vida sacramental, con el ayuno y con la confesión. Sólo así el corazón del mundo se suavizará y comprenderá el llamado de mi Hijo: “Sean uno como mi Padre y Yo somos uno”[1]

¡Cuánto deseo tiene mi Doloroso e Inmaculado Corazón de ver a las almas rodeando los altares eucarísticos! Días vendrán en que los sagrarios estarán vacíos, y las Iglesias de Jesús, Nuestro Señor, serán cerradas, y sólo mi remanente quedará en vela[2].

Mi resto santo, hoy los llamo a que desprenda de sí toda hipocresía[3] y la falta de caridad que tanto ofende al Señor.

Escucha mi pequeño: Yo trabajo en cada alma de manera distinta. Cada alma es una, y agraciada al Padre Eterno. Así, como cada alma es una, así actúo de forma única también. Cada alma debe ser pulida, purificada y salvada.

Hijo, cada alma es valiosa y tú tienes que cooperar con su salvación. Si cada hijo mío se preocupara por salvar, aunque sea un alma, muy pocos se condenarían[4].

Por eso, hoy les llamo a la entrega suprema, a la consagración perfecta en mi Doloroso e Inmaculado Corazón.

Te ama y te bendice vuestra Madre, mi pequeño místico.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ave María Purísima, sin pecado original concebida.


[1]  Juan 17,21: que todos sean uno, como Tú en Mí, Padre y Yo en Ti, que también ellos sean uno.

[2]  Ap. 14,12: aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y la Fe de Jesús.

[3]  Velad y orad para que no entréis en tentación, el espíritu está pronto, pero la carne es débil.

[4]  Cuando la Santísima Madre dice: muy pocos se condenarían, es porque la Madre Bendita ve la realidad de que siempre habrá almas que se cierren en la ignorancia y soberbia al amor de Dios. Esta explicación me la dijo mi Ángel Custodio, Miguel.

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