Querido hijo de mi Sagrado Corazón Eucarístico:
La Alianza que, por obra del Divino Espíritu, mi Sagrado Corazón tiene con el Doloroso e Inmaculado Corazón de mi Mama Celestial, fue el remedio para el hombre que, con su rebelión, se alejó del Padre Tierno y Misericordioso.
Dos Corazones fueron unidos para el pecado, pero también dos Corazones fueron unidos para la reparación.
Hijito, pequeña nada de mi Corazón: El Apostolado es, ahora, la puerta para que los hombres también se unan a nuestra Alianza de Amor.
Querido hijito, ámame, ama a mi Mamá Celestial, porque amándonos es cuando, verdaderamente, se pueden vivir nuestros Llamados de Amor.
Mediten el Capítulo 26 del Libro del Génesis.
Alma ¡ámame!
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.