Mi Sagrado Corazón Eucarístico es la gran Devoción de los Últimos Tiempos, porque mi Corazón es la misma Eucaristía y la Eucaristía es mi Corazón viviente.
Por eso, el Cordero que reina tiene las señales de haber sido sacrificado.
Por eso, me aparezco a ti, mi pequeña nada, vivo, pero en el Altar del Sacrificio que es la propia Cruz; y con las marcas del sacrificio que son mis santas heridas sufridas por amor.
Hijo mío, el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús es el Cordero de Apocalipsis.
Por eso, el Apostolado es la Obra culmen de mi Sagrado Corazón.
Con mi Sagrado Corazón Eucarístico te bendigo, mi pequeña nada y víctima.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Miré, y vi entre el trono (con los cuatro seres vivientes) y los ancianos, a un Cordero, de pie, como inmolado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
(Apocalipsis 5, 6)