Alabado sea el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, el Cordero Divino que se sacrificó en la Cruz.
Pequeña nada y alma víctima:
Dios Padre Tierno y Misericordioso, en su Divino Querer ha realizado el plan de salvación por medio del sacrificio del Hijo. Pero, también, ha decretado el triunfo final del Cordero, por medio de la Mujer Vestida del Sol. Y, estas intenciones de la Divina Voluntad tienen su razón de ser en la salvación de las almas. Por eso, el Espíritu Santo y el Doloroso e Inmaculado Corazón de María te han consagrado como alma víctima, por tres intenciones capitales:
–La santificación de los sacerdotes.
–La conversión de los pobres pecadores para que reciban el amor de Jesús.
–Y el Reinado de Jesús y de María en el mundo.
Tú eres víctima, pequeña nada, por estas intenciones, y que son intenciones de amor.
Yo, el Arcángel San Miguel, te bendigo, pequeña víctima por el Reino de Jesús y de María.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.