Queridos hijos, los invito a abrir el corazón con alegría. Nuestros mensajes son mensajes de esperanza que marcan el camino e iluminan el sendero, para que todas las almitas fieles no se extravíen por la densa tiniebla que pesa sobre el mundo.
Hijos, escuchar, obedecer y vivir nuestros mensajes debe ser para ustedes motivo de alegría y de esperanza. Sólo con el corazón alegre y en paz nuestros mensajes darán fruto en ustedes.
Hijos, les exhorto: céntrense en la oración; que su mente, alma, cuerpo ore y, así, orando, aprenderán a orar. Abran sus corazones con alegría.
Les doy mi bendición maternal
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.