Un profundo encuentro con el Corazón del Padre.
La bendición y el amor de Dios Padre esté con ustedes queridos hijos.
Hoy los invito, queridos hijos, a que se entreguen más profundamente, más íntimamente en el Corazón del Padre. Adoren en todo momento a Dios Padre.
No olvides que Él es Dios y Creador del universo y de las almas. Correspondan a su amor, déjense inundar por su amor, vivan en el amor del Padre porque la voluntad del Padre es amor, misericordia.
Que, el Padre, en estos Últimos Tiempos, les da dos signos maternos para vuestra salvación: el Rosario y el Escapulario, y mi Corazón Doloroso e Inmaculado, serán vuestras Llaves para abrir las puertas del Cielo.
Les invito a que amen, amen, amen con locura infinita. Dios es Amor y Dios les ama.
Hoy les bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.