Pequeño oblato de los Sagrados Corazones Unidos, deseo revelarte una gracia prefigurada en la entrada solemne de mi Hijo Jesús al Templo de Jerusalén.
Al pueblo de Israel se le dio una señal para que reconocieran al Mesías: “Ahí viene tu Rey montado en una burrita como símbolo de paz”, pero no lo reconocieron.
Eso mismo se esta repitiendo ahora, la gran señal, el Corazón Doloroso e Inmaculado de la Mujer Vestida del Sol ya se está manifestando para que todas las criaturas puedan ver su Corazón.
Las palmas en alto, aquel día solemne, los júbilos y las aclamaciones del pueblo serán repetidas en alabanzas y acción de gracias cuando venga el gran Reino Eucarístico del Sagrado Corazón de mi Hijo. Pero, los exhorto, miren y reconozcan a la gran señal.
Yo el Padre Tierno y Misericordioso los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.