Carmelita de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, pequeña nada, Yo, el Espíritu Santo, desde el día de tu bautismo sellé tu alma con la Alianza de los Dos Santísimos Corazones, para que fueras el instrumento pobre e imperfecto con el que el Padre Tierno y Misericordioso estableciera la Obra Magna de Jesús y de María.
Un gran ejército de almas que, siendo hijos del Corazón Doloroso e Inmaculado de María serían verdaderos apóstoles del Sagrado Corazón Eucarístico de Jesucristo. Un gran ejercito que será de ayuda oportuna para la Iglesia y para salvación de muchas almas. Este gran ejercito es el Apostolado. Almas reunidas en todo el mundo en un único Cenáculo de Oración que, a través de las suplicas y del testimonio, extienden el Reinado de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Yo, el Espíritu Santo, te bendigo y te exhorto a meditar en el Capitulo 21 del Libro del Génesis.
Con el Corazón Inmaculado de mi Inmaculada Esposa, y mi Luz y mi
Gracia, te bendigo
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.