Bien amados de mi Sagrado Corazón.
El Árbol de la Cruz siempre ha sido rechazado, humillado y negado por los hombres. En el Jardín originario de la Creación, un árbol fue plantado, como el árbol de la ciencia, este árbol estuvo ligado en la escena del primer pecado. Ha sido reparado por el árbol que sirvió como Altar para la Sabiduría Encarnada.
En el principio Adán y Eva y, la serpiente como espíritu del mal, utilizando un fruto de aquel árbol, pecaron de rebelión contra el padre.
Pero, en la Redención, Jesús-María Unidos en el misterio de la Encarnación del Verbo, por el poder del Espíritu Santo, con su Alianza de Amor, con el árbol nuevo de la Cruz del Sacrificio, dieron el fruto de la Redención.
En este tiempo, la Divina Providencia, que vela por la salvación de todos, ha glorificado el Árbol de la Cruz, realizando su plena manifestación, presentándola como la Cruz Glorificada del nuevo Adán y de la nueva Eva, los Dos Corazones de Jesús y de María.
Es necesario que este árbol de salvación se extienda por todo el universo para que, a la sombra de la Cruz Gloriosa de nuestros Dos Corazones, la humanidad encuentre el Don de la Paz y todas las naciones se arrepientan y conviertan.
Nuestros Dos Sagrados Corazones ofrecemos al Padre Tierno y Misericordioso todos los méritos de la Cruz para la santificación de todos los hombres.
Con mi Sagrado Corazón Eucarístico, que ha sido Exaltado en la Cruz, los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.