Pequeña nada de mi Sagrado Corazón Eucarístico: Es por el amor que tu sufres mi pasión y en el Espíritu Santo hemos sido unidos en la Cruz de Amor, donde Yo sufro en ti, haciendo tu alma víctima.
Recuerda, querido hijo, que tu victimación es por tres intenciones especiales:
• La santidad de todos los sacerdotes: el Santo Padre, obispos y presbíteros.
• Para que el mundo conozca el amor infinito de Dios.
• Y por la venida del Reino de nuestros Sagrados Corazones Unidos.
Y así, la encarnación mística te hace participar de todos mis dolores y de los de mi amada Mamá.
Querido hijo, con el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, por medio del Apostolado, quiero hacer de mis sacerdotes apóstoles de Nuestros Sagrados Corazones.
Mi pequeña victima, mi Corazón Eucarístico te bendice.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.