Yo soy el Pan de vida.
Yo soy el Pan de vida[1]que vengo a alimentar a mi resto fiel. Cuando mi pueblo se alimenta de Mí, camina. No han comido solo pan, sino que me han comido a Mí.
Sin protestar he dejado tomarme por las manos de mi pueblo, para ser alimento de vida en estos tiempos de tribulación, alimento único en la Segunda Venida. Alimento no de los Ángeles, sino de los santos del resto fiel, que son los Apóstoles de los Últimos Tiempos.
Sigo llamando que regresen al silencio de mi Sagrarios, donde estoy realmente presente en la Eucaristía. Hoy sello tu alma con el Pan del Cordero degollado[2] y su dulcísima Sangre. Yo estoy en el Santísimo Sacramento. Cuánto os amo y deseo ser amado.
En mi pan, en mi pan, encontrarán fortaleza, paz, amor, fuego, unción. No se preocupen si no han alimentado su cuerpo, preocúpense si no han alimentado su alma.
Te envío, hijo, y quiero que lleves mi presencia Eucarística al mundo, en tu corazón y en tus mensajes que, de mi parte, llevas guardados en tu corazón. Yo soy Jesús, tu pan y vino. Te enseño esta jaculatoria:
En el silencio de los Santos Sagrarios sigue clamando en estos Últimos Tiempos, Señor. Amén.
[1] S. Juan 6, 35
[2] Apocalipsis 12, 11