Alabados sean los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Pequeña nada, el Señor, Padre de las Providencias, así como vio nuestras pequeñeces, nuestras ignorancias y nuestras pobrezas y se enamoró de nuestra poquedad humana; también, se enamoró de tu poquedad humana y te ha llamado para que seas el portaestandarte del Triunfo y Reinado de los Sagrados Corazones Unidos de Nuestro Señor Jesucristo y de Nuestra Señora del Rosario.
Y, ha hecho que en ti se viertan las dos fuentes de gracias para la vida del espíritu.
La primera es: ser en todo consolador del Corazón de Jesús como San Francisco Marto.
La segunda fuente de gracia es: ser reparador por amor, como a mí, santa Jacinta Marto se me dio esa misión.
Nuestras dos misiones, pequeña nada, se unen en la Obra Magna: reparar y consolar, pero solo por amor.
Así que no solo tú, pequeña nada, sino todos los que han dado el FIAT de corazón a Jesús y a María reciben y son parte de la misión que se nos confiara a nosotros. La Obra Magna, que es el Apostolado, recibe esta misión: consolar y reparar.
Nosotros, San Francisco Marto y yo, Santa Jacinta Marto, oramos por ustedes y por todo el mundo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Ave María Purísima, sin pecado original concebida.